Los Desafios del Desarrollo Amazonico (Altavoz)
Uno de nuestros grandes desafíos como país es como desarrollar nuestra Amazonia. Si bien más de la mitad del territorio pertenece a esta región, su aporte al PBI tradicionalmente ha sido menor al 10%. Ha habido algunas excepciones, sin duda, típicas de los ciclos de apogeo y colapso que caracterizan a nuestra historia económica: el caucho, por ejemplo generó grandes fortunas que luego se evaporaron tan rápido como se hicieron, producto de la gran expansión de plantaciones de caucho en el Asia en donde, libres de sus enemigos naturales, el árbol pudo ser plantado en enormes monocultivos y su producción superó largamente a la nuestra.
Las principales
barreras al desarrollo tradicional en la Amazonia son consecuencia de sus características
ecológicas. Los suelos son superficiales y pobres porque los nutrientes se
encuentran capturados en sus enormes árboles. Cuando estos bosques se talan, los
nutrientes se pierden; los suelos no permiten cultivos permanentes por su poca
fertilidad y terminan desapareciendo por erosión. Las carreteras de penetración
han sido el gran factor de destrucción de nuestros bosques Amazónicos. Si bien
se habilitan nuevas tierras, en el mejor de los casos estas mantienen una
cabeza de ganado por hectárea (una cifra ridícula), pero luego de 3 o 4 años
los pastos tienen que ser abandonados y el ciclo se repite en zonas más
alejadas, destruyendo así más bosques. Como consecuencia, ya hay más de 10
millones de hectáreas deforestadas que posiblemente nunca podrán ser
restauradas a su estado natural. Es un ciclo de pobreza que se repite y expande
todos los días. Una vez perdido el bosque, su valor ecológico y como hábitat para
la biodiversidad desaparece.
Hay sin
embargo opciones muy interesantes para generar riqueza basadas en las
características ecológicas propias de la Amazonia. La más desarrollada es el
ecoturismo, una actividad privada que produce muchos trabajos (un hotel de
primer nivel produce hasta 10 puestos permanentes por cada huésped), además de depender
de la conservación de esta biodiversidad, considerada la más rica del mundo y
sin duda, junto con la minería, nuestro patrimonio natural más importante. Otra
opción es el manejo sustentable del bosque desarrollando mercados “verdes”
emergentes modernos y basados en la conservación a través de las áreas
protegidas, el secuestro de carbono y la bio-prospección. Todas estas opciones
requieren de la existencia de derechos de propiedad y un mercado de tierras que
hoy no existe: la gran mayoría de las tierras en la Amazonia son del Estado.
Finalmente,
la explotación de hidrocarburos también es compatible con la conservación del
bosque cuando se hace sin carreteras, como es el caso de Camisea. Desde que
empezó a operar, por ejemplo, se estima que Camisea prácticamente no ha causado
deforestación. Además, el gas natural emite 50% menos de emisiones de gases de
efecto invernadero comparado con el diésel. La ventaja ambiental es doble: conservación
de la biodiversidad y lucha contra el cambio climático.
En resumen,
es posible crear riqueza y desarrollar nuestra Amazonia en base a una serie de actividades
que son compatibles con su ecología. Solo es cuestión de introducir un poco de sentido
común, políticas adecuadas, y permitir que los actores privados actúen de
acuerdo a ellas, algo que desafortunadamente ningún gobierno durante toda
nuestra historia ha sido capaz de hacer.

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