Protestas Antimineras y el Fin de las Vacas Gordas (Altavoz)
Vivimos en una nube de optimismo, escuchando y repitiendo que somos la economía más dinámica del mundo, que nuestra gastronomía es la mejor, y que pronto el Pisco será la bebida preferida en la ceremonia del Oscar. Esta confianza en nosotros mismos como nación es saludable y bienvenida, luego de décadas de estancamiento económico, terrorismo, hiperinflación, y los enormes niveles de pobreza que felizmente se van revirtiendo; hemos pasado del complejo de inferioridad al delirio de grandeza. Sin embargo nuestro crecimiento económico es muy frágil. Ese crecimiento que ha borrado de la pobreza a millones de peruanos, pero sobre todo ha hecho renacer a una clase media que consume, demanda, y por lo tanto empuja el crecimiento “desde adentro,” está en serio peligro. Nos falta mucho por recorrer y la sensación de que estamos en piloto automático es extremadamente peligrosa, por tres razones fundamentales: Primero, seguimos siendo un país ineficiente y con bajísima productividad. No se han...