Inclusion Social, Crecimiento Economico, y Reduccion de la Pobreza (Altavoz)



La publicación del “Diccionario Nacionalista” en esta columna hace un mes causó un divertido escozor entre algunos de nuestros lectores (supongo sobre  todo en aquellos que prefieren el caviar con champagne a los criollos anticuchos). Una de las definiciones que más los intranquilizó fue la de Inclusión Social: “Negación del efecto que el crecimiento económico tiene como agente para reducir la pobreza, producto de un complejo de culpa por la ejecución de Atahualpa.” La reciente publicación de una importante revisión académica sobre el tema nos permite ahondar sobre este concepto.

David Dollar (Brookings Institution), Tatjana Kleineberg (Yale), y Aart Kraay (Banco Mundial)[1] hacen una revisión exhaustiva de datos macroeconómicos para explicar la reducción de la pobreza (ingresos menores a US$1.25 por día). La pobreza ha bajado del 52% de la población mundial en 1980, a menos del 21% en el 2010. La conclusión del estudio es que esta reducción de la pobreza (y pobreza extrema) se explica fundamentalmente por el crecimiento económico. Concluyen además que no es claro que ninguna política enfocada específicamente en reducir la pobreza haya tenido algún resultado significativo. Por el contrario, las políticas que estimulan el crecimiento económico per se son las que tienen un mayor impacto en la reducción de la pobreza.

Esta realidad no es ajena al Perú. El fuerte y sostenido crecimiento económico durante las últimas dos décadas ha sido el principal factor para reducir la pobreza en nuestro país, que ha ido del 58% en 1994 al 26% el día de hoy. Solo en la última década, casi 10 millones de peruanos han dejado de ser pobres y han ingresado a la clase media.

Sin embargo y como ha señalado El Comercio en un reciente editorial, nuestro Presidente se niega a aceptar esta realidad. En la última Cumbre de la APEC declaró que “están en un error quienes creen que el crecimiento económico genera per se desarrollo” y que “en los últimos diez años el Perú ha duplicado su PBI, mientras que al igual que el resto de Latinoamérica, tenemos una de las mayores desigualdades del planeta.”

Los datos no avalan sus declaraciones. El Coeficiente GINI (que mide desigualdad), ha bajado de 0.54 en el 2002 a 0.46 el día de hoy, lo que nos ha convertido en una de las sociedades más equitativas de América Latina después de Uruguay y Argentina, pero por encima de México, Ecuador, Costa Rica, Panamá, Chile, Bolivia y Colombia por mencionar solo algunos países de la región. Por lo tanto, no solo somos una sociedad en la que la pobreza se ha reducido considerablemente, sino que además somos una sociedad bastante más justa económicamente que la mayoría de nuestros vecinos. Si bien falta mucho por recorrer, el modelo macro-económico de las últimas dos décadas es el correcto.

La verdadera inclusión social por lo tanto empieza con la reducción de la pobreza, producto del crecimiento económico. Este a su vez este necesita un Estado eficiente y coherente; y si esto es mucho pedir, entonces por lo menos requiere de un Estado que deje de estorbar.


[1] Growth is Still Good for the Poor. Policy Research Working Paper 6568. The World Bank August 2013.

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